miércoles, 3 de abril de 2013

Módulo I Quinta parte


Posteriormente llega al país a mediados del siglo XIX y fines de la década del 1920 la inmigración europea hizo su aporte.
Hacia 1914, los inmigrantes representaban un 30% aproximadamente del total de la población que en ese momento ascendía a casi 8.000.000 de habitantes. Pero la cuestión no tiene solamente una faz cuantitativa.
Luego de un momento inicial de natural separación de las dos matrices, la original hispano – indígena y la segunda fruto de la inmigración, hay un encuentro que da lugar a la segunda gran mestización con grandes alcances culturales, producto de a fusión de los criollos con los inmigrantes, la mutua adaptación, la "argentinización" de todos, las sucesivas generaciones que comienzan a echar raíces en este suelo – con sus valores e intereses desde el país –tratando de superar el dolor provocado por el desarraigo de los orígenes de los abuelos europeos.
Los distintos fenómenos políticos, sociales y económicos van transformando a la Argentina en una cultura en movimiento: las migraciones internas de las décadas del 40 y del 50 promueven la interrelación constante de los diversos núcleos poblacionales del interior (de ascendencia indígena o hispano – indígena) con los de las grandes ciudades (criollos, extranjeros – mayoritariamente de origen español e italiano – y descendientes de ellos).
Se genera, entonces, una dinámica interna a la que debe sumarse la inmigración de los países limítrofes – factor de arraigo al continente de la población argentina – la persistencia de las formas de vida tradicionalmente preservada en comunidades aborígenes que  constituyen minorías étnicas, y los núcleos "cerrados" de colonias extranjeras en distintos puntos del país (los árabes en el noroeste, los galeses en el sur, los alemanes y polacos de Misiones, los ingleses de Santa Fe, los recientemente ingresados del sudeste asiático). En 1940 comienza la inmigración boliviana determinando que hacia fines del siglo XX la Argentina presente la mayor comunidad migrante boliviana del mundo. Su radicación es en  Gran Buenos Aires (en especial el partido de La Matanza), CABA (Flores, Pompeya, Liniers), Salta, Jujuy, Rio Negro y Neuquén dónde desarrollan principalmente actividades hortícolas a nivel de competencia en el mercado local. La inmigración paraguaya se inicia en 1947, es la segunda en importancia dentro del país. Los chilenos, (al igual que los bolivianos) constituyen en Argentina la comunidad más grande fuera de su país, y los terceros en importancia en la corriente migratoria Argentina, que comenzó en  1814.  En los ’70, huyendo de la persecución política, comienza la inmigración uruguaya. Sexta en orden de importancia luego de los italianos y españoles. La comunidad peruana comienza su ingreso en los ’80 y es la séptima en cantidad de ciudadanos.
 Todo este segundo gran proceso de mestización, es más bien la aproximación paulatina a una conciencia masiva de pertenencia a la comunidad argentina y la adhesión a sus particularidades. 

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