Posteriormente llega al país
a mediados del siglo XIX y fines de la década del 1920 la inmigración europea
hizo su aporte.
Hacia 1914, los inmigrantes
representaban un 30% aproximadamente del total de la población que en ese
momento ascendía a casi 8.000.000 de habitantes. Pero la cuestión no tiene
solamente una faz cuantitativa.
Luego de un momento inicial
de natural separación de las dos matrices, la original hispano – indígena y la
segunda fruto de la inmigración, hay un encuentro que da lugar a la segunda
gran mestización con grandes alcances culturales, producto de a fusión de los
criollos con los inmigrantes, la mutua adaptación, la
"argentinización" de todos, las sucesivas generaciones que comienzan
a echar raíces en este suelo – con sus valores e intereses desde el país
–tratando de superar el dolor provocado por el desarraigo de los orígenes de
los abuelos europeos.
Los distintos fenómenos
políticos, sociales y económicos van transformando a la Argentina en una cultura en movimiento: las
migraciones internas de las décadas del 40 y del 50 promueven la interrelación
constante de los diversos núcleos poblacionales del interior (de ascendencia
indígena o hispano – indígena) con los de las grandes ciudades (criollos,
extranjeros – mayoritariamente de origen español e italiano – y descendientes
de ellos).
Se genera, entonces, una
dinámica interna a la que debe sumarse la inmigración de los países limítrofes
– factor de arraigo al continente de la población argentina – la persistencia
de las formas de vida tradicionalmente preservada en comunidades aborígenes
que constituyen minorías étnicas, y los
núcleos "cerrados" de colonias extranjeras en distintos puntos del
país (los árabes en el noroeste, los galeses en el sur, los alemanes y polacos
de Misiones, los ingleses de Santa Fe, los recientemente ingresados del sudeste
asiático). En 1940 comienza la
inmigración boliviana determinando que hacia fines del siglo XX la Argentina
presente la mayor comunidad migrante boliviana del mundo. Su radicación es
en Gran Buenos Aires (en especial el
partido de La Matanza), CABA (Flores, Pompeya, Liniers), Salta, Jujuy, Rio
Negro y Neuquén dónde desarrollan principalmente actividades hortícolas a nivel
de competencia en el mercado local. La inmigración paraguaya se inicia en 1947,
es la segunda en importancia dentro del país. Los chilenos, (al igual que los
bolivianos) constituyen en Argentina la comunidad más grande fuera de su país,
y los terceros en importancia en la corriente migratoria Argentina, que comenzó
en 1814.
En los ’70, huyendo de la persecución política, comienza la inmigración
uruguaya. Sexta en orden de importancia luego de los italianos y españoles. La
comunidad peruana comienza su ingreso en los ’80 y es la séptima en cantidad de
ciudadanos.
Todo este segundo gran proceso
de mestización, es más bien la aproximación paulatina a una conciencia masiva
de pertenencia a la comunidad argentina y la adhesión a sus particularidades.
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