La incorporación de la mujer al mercado
laboral
Las mujeres desempleadas en general, y sobre todo las
mujeres que quieren reincorporarse a la actividad laboral después de estar
apartadas unos años de la actividad, no tienen facilidades para conseguir un
puesto de trabajo asalariado. Este hecho ha provocado que muchas mujeres hayan
tomado la decisión de montar una pequeña empresa o de crear su propio puesto de
trabajo, aprovechando la experiencia laboral y profesional adquirida.
Nos encontramos aquí con que un sector importante de la
población con restricciones serias de la posibilidad laboral en relación de
dependencia o en situación de trabajo en negro.
Cambios en el entorno social
Al
cambiar el entorno social nos se presenta la realidad que tradicionalmente, las
mujeres siempre han podido invertir mucho menos tiempo a su vida profesional
que los hombres. La existencia de unas costumbres sociales todavía muy arraigadas
constituye uno de los principales obstáculos con que se ella se encuentra para
poder desenvolverse en cualquier actividad o desarrollo profesional. Sin
embargo en los últimos años la mujer ha ido accediendo al mundo del trabajo de
una forma más regular. Para ello, han sido determinantes los siguientes
factores:
·
Matrimonios
a edad más avanzada.
·
Planificación
de la maternidad (disminución del número de hijos proyectados en relación
directa con otros proyectos y expectativas surgidos de la pareja)
·
Independencia
de la mujer en el ámbito de la pareja.
·
Aumento
de la tecnología doméstica.
·
Aumento
de servicios personales (servicios domésticos, escuelas infantiles...).
·
Incremento
del consumo familiar.
·
Esperanza
de vida más larga.
Todos estos cambios definieron la evolución de la
sociedad en incidiendo en una mayor disponibilidad de su tiempo y en su
independencia económica.
Es evidente que estas modificaciones son el resultado de
una transformación socioeconómica que influyó en la mentalidad de la sociedad.
Se ha mejorado la
calidad de vida de grandes sectores de la ciudadanía (no todos) y un incremento
del consumo en calidad y variedad.
La creación de una nueva clase media con gastos e
inversiones que no se puede ser
mantenida únicamente con el sueldo de un aportante, ha exigido a la
mujer a adquirir una formación y cualificación profesional para acceder a su ubicación
laboral, con exigencias de un alto nivel de competitividad con respecto a lo solicitado
al personal masculino.
Se ha incrementado la competencia femenina al escoger carreras
con mayor potencial de desarrollo profesional, dándose una integración de la mujer en las
empresas en puestos de dirección y como ejecutivas pero lentamente por las
barreras de prejuicio que subsisten.
El mundo laboral está lleno de valores masculinos pese a las
políticas de igualdad de oportunidades existentes que tratan de reformular la
situación en sectores muy masculinizados, donde no hay acceso a la
incorporación de la mujer a áreas directivas que pertenecieron tradicionalmente al poder
del hombre, respondiendo a sus valores, hábitos y costumbres.
Cambios en la cualificación de la mujer
Hay una importante evolución en su
cualificación en el desempeño femenino, motivada por:
·
El
acceso masivo de las mujeres a la enseñanza superior.
·
El
aumento de sus conocimientos profesionales, mediante la especialización.
·
La
formación permanente (ocupacional, de adultos, reciclajes profesionales, etc.).
·
El
incremento de la experiencia, derivada del mayor porcentaje de mujeres en el
mundo laboral.
Hoy día las mujeres exceden la mitad de alumnos de las
facultades y escuelas universitarias.
Todo lo que rodea al trabajo está en permanente
transformación, de allí que sepamos que ese
trabajo no es para toda la vida y que normalmente puede ser cambiado, e incluso
de la profesión, por lo que la mujer debe reciclarse y formarse continuamente.
Autorrealización
El deseo de autorrealización es la afirmación y
expansión, que proviene de la necesidad de autovalorarse y de
conseguir reconocimiento social, siendo otra motivación esencial que se manifiesta.
Las mujeres aprenden a incrementan su capacidad comercial
y de relaciones humanas, siendo habilidades que desarrollan extraordinariamente.
A la pregunta de qué trabajo prefieren, la mayoría acostumbra a responder que
todo aquello que esté relacionado con las relaciones humanas, sociales, con el
trato con clientes, etc.
Discriminación
En
la empresa privada la discriminación es más intensa y frecuente que en la
Administración Pública. Generalmente, en las empresas antiguas,
tradicionalmente muy masculinas, es más evidente la discriminación de la mujer,
que se ve igualmente favorecida por las empresas con estructuras muy
jerarquizadas donde se guarda relación también con la edad de los directivos ya
que a los hombres de edad avanzada les resulta más difícil que a los jóvenes
tolerar la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad. Puede encontrarse
con actitudes hostiles masculinas que intentarán boicotear su acceso al puesto
y sus iniciativas lo que redunda en perjuicio de su rendimiento, ya que el
continuo estrés por el exceso de control y los errores son amplificados y
atribuidos por extensión a la condición femenina.
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