domingo, 7 de abril de 2013

Módulo II Reinserción laboral


A pesar de que hoy se acepta como evidente la igualdad entre el hombre y la mujer, todavía se debe luchar por un espacio justo dentro del mercado laboral. Sin embargo, las posibles condiciones negativas del trabajo femenino en nuestro país no sólo se deben a las diferencias entre los géneros de hombre y mujer.
De todas maneras, si bien las asimetrías y desigualdades de género provocan injusticias que perjudican la situación laboral femenina, el aumento de la precarización y vulnerabilidad laboral actúan como variables fundamentales que influyen de manera negativa en las condiciones de todos y cada uno de los trabajadores, independientemente de su género.
Se observa que en función del nivel social y de la educación, las mujeres poseen diferentes razones para trabajar.
Quienes pertenecen a sectores pobres deben hacerlo para cubrir el presupuesto familiar básico del hogar, es decir, son trabajadoras de la crisis, se insertan en el mercado cuando la economía de la casa tambalea y el sueldo del varón no alcanza a cubrir los gastos.
En el caso de mujeres con mejores situaciones económicas, el trabajo se convierte en un complemento de los gastos del hogar y en una fuente extra de ingresos.
Por último, para quienes han alcanzado una formación universitaria o de grado superior el trabajo representa mucho más que un medio para abastecerse, provee vínculos extra familiares, brinda prestigio y status social y les permite a las mujeres sentirse exitosas.
En última instancia, el trabajo se convierte en el principal sostén de la identidad.
En cuanto a la distribución del trabajo las mujeres predominan en los puestos no calificados y encuentran importantes restricciones para acceder a tareas de dirección y control.
También  es de observar  que aumenta la proporción de mujeres altamente calificadas que desarrollan ocupaciones meramente técnicas mientras que la tendencia es contraria en el caso masculino.    En este sentido, se puede afirmar que existe una subocupación por el desaprovechamiento de las calificaciones personales.
La cuestión, entonces, se encuentra en dos frentes: la desigualdad de géneros y la situación actual del mercado laboral.

Tareas domésticas 

Las tareas domésticas como actividad lucrativa, no tenían equiparación con el resto. Con la Ley 26.844, sancionada el 13 de marzo de 2013, promulgada el 3 de abril de 2013, publicada en el Boletín Oficial el 12 de abril de 2013.
 Es la Ley: REGIMEN ESPECIAL DE CONTRATO DE TRABAJO PARA EL PERSONAL DE CASAS PARTICULARES que dispone en su primer artículo que: La presente ley regirá en todo el territorio de la Nación las relaciones laborales que se entablen con los empleados y empleadas por el trabajo que presten en las casas particulares o en el ámbito de la vida familiar y que no importe para el empleador lucro o beneficio económico directo, cualquiera fuere la cantidad de horas diarias o de jornadas semanales en que sean ocupados para tales labores.
En cuanto a la modalidad, su alcance es para:

a) Trabajadoras/es que presten tareas sin retiro para un mismo empleador y residan en el domicilio donde cumplen las mismas;
b) Trabajadoras/es que presten tareas con retiro para el mismo y único empleador;
c) Trabajadoras/es que presten tareas con retiro para distintos empleadores.

+ 45, - posibilidades laborales

Para los mayores de 45 años, el mercado laboral resulta hostil. No son muchas las ofertas tanto para hombres como mujeres. Hay organizaciones que se ocupan de realizar un acompañamiento desde el asesoramiento de la reinserción como de la autogestión y emprendimiento (http://www.diagonal.org.ar/programa-de-reinsercion-laboral) (http://www.asoc50a60.com.ar/)

En base a lo expuesto, se deben fortalecer los espacios de participación de la mujer que apuntales sus derechos y su participación activa en ellos: sindicatos, ongs, sitios que las nucleen y que completen la información que individualmente les falte como ciudadanas con participación activa para modificar las reglas de juego laborales. La formación de redes con objetivos claros y concisos que lleven a su participación política para apuntalar los derechos adquiridos y por adquirir, generando un replanteo de todos sus roles. La facilitación del acceso a becas y puestos de trabajo que den respuesta al mercado actual y a sus necesidades. Para éstos logros debe trabajarse en un compromiso formal de ambas partes: la mujer y la organización. También debe existir un asesoramiento legal constante sobre la temática de la trabajadora y la defensa de sus derechos .

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