sábado, 6 de abril de 2013

Módulo II Ámbito laboral


 
  En la Argentina, en las últimas décadas se han producido profundas transformaciones estructurales derivadas de un proceso de internacionalización de las relaciones sociales y económicas.

    Se observa un fuerte proceso de expansión de la fuerza de trabajo femenina, la incorporación de las mujeres al mercado de laboral ha aumentado considerablemente en las últimas décadas y su presencia es más permanente, ya sea por decisión personal o como resultado de presiones económicas. Pero ¿cómo se da la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo?

Por un lado es necesario señalar:

·        Que existe mayor empleo, la tasa de empleo de las mujeres ha aumentado, al igual que su participación en el total de ocupados.
·        Que las mujeres están asumiendo roles claves en el proceso de desarrollo económico y en la manutención de sus propios hogares.
·        Que las mujeres presentan un mayor nivel de instrucción y de escolaridad que los varones.
·        Que la tasa de asistencia escolar de las mujeres es mayor que la de los varones.
         No obstante, a pesar de que el aumento de la participación femenina en el mercado laboral fue acompañado por un incremento en su nivel de escolaridad, la inserción en el mercado de trabajo no se produce en un marco de igualdad de condiciones con los varones ya que lo hacen con ciertas desventajas que dificultan su acceso y permanencia.

         Debido a pautas culturales que asignan  roles  femenino  y masculino  en la sociedad, aquellas que trabajan o desean trabajar viven una situación de doble responsabilidad hogar/trabajo que les provoca una serie de conflictos, para su desarrollo personal y profesional. Realizan esfuerzos de compatibilización de las tareas domésticas con las laborales que afectan negativamente en su disponibilidad para el trabajo o para la formación profesional. Los empleadores presentan una serie de prejuicios con relación al trabajo femenino, obstaculizando su acceso al empleos.
Esta actitud se fundamenta en el supuesto impacto que sobre los costos laborales tiene la función biológica de la maternidad y el hacerse cargo de las responsabilidades familiares.

         La situación de desventaja mencionada se constata analizando algunas características del mercado de trabajo femenino:
·        Un mercado laboral, con concentración de ellas en un conjunto reducido de ocupaciones típicamente femeninas en términos culturales, siendo sus ocupaciones preferentemente como maestras, profesoras, enfermeras, secretarias, empleadas de oficina y vendedoras de comercio, peluqueras y afines.
·        Se encuentran sobre-representadas en actividades vinculadas al sector servicio de baja calificación laboral, donde el servicio doméstico ocupa un lugar preponderante.
·        Se observa concentración de mujeres en los puestos de menor jerarquía de cada ocupación, lo que implica trabajo menos remunerado y más inestable sobre todo en el sector privado.
·        Brecha salarial entre varones y mujeres. El ingreso percibido por las mujeres durante su vida activa, es inferior al de los hombres, en promedio, alrededor de un 30 % menos. Lo que explica porque las mujeres están concentradas en los grupos de ingresos bajos y medios mientras que ellos se concentran principalmente en los grupos de ingresos medios y altos.
·        Las mujeres han presentado mayores índices de desocupación que los varones durante la década. Los datos de mayo del 2001 registran una diferencia menos notorias que en años anteriores   (en 1995 llegó a casi 5 puntos esa diferencia).
         Confirmando un comportamiento estructural, los últimos datos disponibles indican que las mujeres participan en muy baja proporción como patronas y empleadoras con respecto al hombre.
          Inversamente, en la categoría "trabajador/a sin salario" las mujeres registran un valor casi tres veces mayor al de los varones.
          La tasa de desocupación, por su parte es sensiblemente menor (lo que puede explicarse por el menor peso de la población joven que registra los más altos índices de desocupación) y bastante semejante entre varones y mujeres.
           Por otra parte, la inactividad entre las mujeres jefas, puede explicarse por la incidencia de mujeres mayores de 65 años (jubiladas y pensionadas) que encabezan hogares.

            En base a lo expuesto anteriormente, se puede deducir que los problemas que enfrentan las mujeres en cuanto al mercado laboral están cada vez menos referidos a la educación formal, responden a la segmentación sexual del trabajo, a la falta de capacitación profesional acorde con los nuevos exigencias de producción  y a la permanencia de patrones culturales que siguen considerando el trabajo femenino como complementario del masculino.

Reflexiones

De la casa a la fábrica, entre fines del siglo XIX y la primera  mitad del siglo XX, el trabajo fue otra de las dimensiones que cambió las relaciones de la familia. “Las fronteras que históricamente separaban los espacios de actuación de hombre y mujeres se fueron desdibujando”.
Eran tiempos en que surgían los gremios y sindicatos alentados por las diferentes corrientes ideológicas y políticas. “Las mujeres tuvieron un lugar conflictivo y ambiguo tanto en las organizaciones obreras como en las protestas”.
Fueron décadas de esfuerzos de hombres y mujeres para organizar asociaciones constituidas exclusivamente por las trabajadoras aunque en esa época se consideraba que las organizaciones femeninas necesitaban organizaciones propias.
Las mujeres ingresan tardíamente a la historia porque siempre estuvieron en la esfera pública pero con bajo reconocimiento. La mirada atenta de un patriarcado que les ha negado cualquier rol protagónico en la historia de la nación, no obstante su participación tuvo una presencia innegable es decir “la mitad invisible de la historia”.

Prejuicios culturales: “ Y Dios creó a la Mujer con la costilla de Adán” Discriminación que hoy aún respalda la desigualdad.
“Las evaluaciones sobre habilidades, destrezas y capacidades para trabajar se basan en criterios inequitativos.” (Todavía hoy, por las mismas tareas, los varones ganan más que las mujeres). Ejemplo de asimetría en el trato “Las preguntas que suele recibir una joven que está buscando trabajo   jamás se las harían a un varón tales como ¿Tenés hijos? ¿estás casada?”.

Barajar y dar de nuevo: El estereotipo de la mujer se construye como el de cualquier varón, pero desde una  subalternidad  social. Es decir se le exige el doble. Los paradigmas femenino y masculino son propios de una sociedad de clases donde el varón  se apropió de la mujer y sus hijos.

Idea fuerza: Mujer como motor de cambio del ámbito doméstico y público, preservación de costumbres y mentalidades, de prejuicios y roles tradicionales. El pensar en las mujeres  ayuda al análisis en las relaciones de poder.

LA PROPUESTA DEL CONSEJO  NACIONAL DE LA MUJER

             Desde su inició el CNM tuvo como uno de sus ejes prioritarios revertir la particular modalidad de inserción de las mujeres en el mercado laboral, por lo que se propuso los siguientes objetivos:
·        Articular los programas y proyectos de empleo y capacitación laboral que se implementen en los diversos ámbitos gubernamentales y territoriales, con el fin de incorporar la igualdad de oportunidades y trato entre varones y mujeres en el mundo de la producción y del trabajo.
·        Mejorar la situación de empleo de las mujeres, promoviendo la capacitación y la formación profesional.
·        Favorecer la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, contribuyendo a disminuir los niveles de desempleo femenino.
·        Sensibilizar a la sociedad toda y a los sectores comprometidos en el sistema de relaciones laborales sobre la equidad de género.
·        Hacer visible ante la opinión pública la situación y el aporte económico que realizan las mujeres al mundo del trabajo y la producción.
·        Promover una legislación acorde y velar por el cumplimiento de la normativa vigente.

Líneas de Acción:
·        Incorporación de la perspectiva de género en el campo económico nacional y en los espacios de integración regional
·        Promover la constitución de asociaciones de mujeres emprendedoras y de redes locales, regionales y nacionales
·        Capacitación y Asistencia Técnica
·        Desarrollo del conocimiento sobre la situación de las mujeres en la actividad productiva
·        Fortalecer la capacidad de las mujeres en la promoción del Desarrollo Sostenible

      En el año 1998, se firmó el Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nro. 254/98, que aprobó el "Plan de Igualdad de Oportunidades entre Varones y Mujeres en el Mundo Laboral". Este Plan tenía como objetivo que el CNM y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación, acordaran acciones a fin de promover la igualdad de oportunidades y de trato, como:
·        el diseño e implementación de planes operativos para la incorporación de las mujeres al trabajo;
·        la promoción de la actividad emprendedora;
·        la difusión de los derechos de las trabajadoras;
·        la generación de instancias administrativas para garantizar la igualdad de oportunidades;
·        la promoción de acciones para la conciliación de la vida familiar y laboral;
·        el análisis y difusión de información sobre el aporte de las mujeres trabajadoras.
       Este Decreto fue incorporado como parte integrante del Pacto Federal del Trabajo, compromiso asumido entre la Nación, las provincias y la ciudad autónoma de Buenos Aires a efectos de trabajar en conjunto y coordinadamente para mejorar la calidad del trabajo y prestando especial atención a los sectores de menores recursos.



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